martes, 25 de marzo de 2014

LA HONRA A LOS PADRES

"Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da". Éxodo 20:12


Desde antes de nacer, las primeras voces que escuchamos más seguido son las de nuestros padres, cuando estamos aún en el vientre. Las primeras personas que vemos al momento del alumbramiento, son mamá y papá. Las primeras palabras que aprendemos a decir son "Mamá" y "Papá". Cuando tenemos miedo, recurrimos a nuestros padres. En fin, no terminaría de nombrar cada una de las situaciones en las que nuestros progenitores están presentes a lo largo de nuestra niñez.

Conforme vamos creciendo, va cambiando nuestra mentalidad. Entramos a la adolescencia, y nos sentimos las personas más independientes de todas, nos queremos comer el mundo, nos creemos los todopoderosos, etc. Es en esta etapa cuando nuestros padres comienzan a preocuparse más por nosotros, porque es aquí cuando nos comienzan a llamar la atención las cosas que hacen nuestros amigos u otras personas que vemos, tanto en televisión, internet o el mundo real, llámese fiestas, discotecas o antros, alcohol, tabaco, narcóticos, entre otras cosas.

Pero nosotros estamos tan ocupados aparentando ser geniales con nuestros amigos y queriendo agradarles a todos, que no escuchamos los consejos que nos dan nuestros papás. Y les puedo asegurar por experiencia propia que esos consejos son porque ellos fueron adolescentes también (aunque no lo crean), y aunque los tiempos de ellos eran diferentes a los nuestros, también pasaron por lo mismo que nosotros. Ah, pero los chavos de onda sentimos que todo el mundo se inclina a nuestros pies y que no pasa nada. Pero, ¿qué acontece después? Hay accidentes, enfermedades, problemas con amigos u otras personas y cosas que se hubieran podido evitar si hubiéramos escuchado las palabras de nuestros padres.

El escucharlos, obedecerlos y respetarlos, tiene que ver con la HONRA. Honra se refiere a respetar, admirar y estimar a alguien o algo. ¿En realidad respetamos, admiramos y estimamos a nuestros padres? Eso sólo se refleja en nuestros actos, si nuestro padre o madre nos dice no vas a la fiesta" y nosotros nos vamos a la fiesta, es un claro ejemplo de lo que NO es la honra.

La palabra de Dios dice en Proverbios 1:8 "Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre". Sin embargo, nosotros hacemos todo lo contrario. Cuando nuestros padres nos corrigen, sentimos que no nos quieren, que no nos entienden, que nos están haciendo un mal, cuando realmente hacen todo eso por nuestro bien, pero es algo que logramos llegar a entender cuando somos un poco más mayores y tenemos más responsabilidades, ahí es cuando nos damos cuenta de que los actos de nuestros padres fueron para nuestro beneficio.

Y así como debemos HONRAR a nuestros padres, debemos también honrar a Dios, que es nuestro padre celestial. Como padre, Jehová nos ama, nos da palabras de amor, de aliento y nos abraza cuando nos sentimos solos, tristes o desamparados, pero así también nos corrige cuando ve que estamos haciendo mal. La Biblia habla de ello en Proverbios 3:12, cuando dice "Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere". Como todo padre, Dios corrige nuestros caminos para que podamos ir hacia el bien, y hacer lo que está bien ante sus ojos, no ante los nuestros.


Es por ello que debemos guardar y seguir todos sus mandamientos, para que así, nuestra vida en la Tierra quizás no sea más fácil, pero sí que sea más próspera al estar en su presencia y creer en su nombre. De igual forma, nunca hay que menospreciar los castigos de nuestros padres, porque al final de cuentas, lejos de hacernos daño, nos están beneficiando, y como dije antes, cuando seamos mayores podremos comprender todo lo que hicieron por nosotros.

Si crees que haz deshonrado a tus padres y/o a Dios, es tiempo de que le pidas perdón y te pongas a cuentas con Él. Sólo tienes que orar de esta forma:

"Señor, en ésta hora reconozco que te he deshonrado, que no he hecho lo que tú haz mandado, que no he tratado de hacer tu voluntad y me he enfocado más en hacer la mía. Es por eso que te pido perdón, reconozco que soy pecador(a), y te pido que quites de mí toda barrera que impide obedecerte a ti y a mis padres, que me ayudes a ser diligente y a seguirte como tú quieres, límpiame con tu sangre preciosa, y me comprometo a ser un hijo obediente a partir de hoy. En el nombre de Jesús, que tu Espíritu Santo me guíe a toda verdad, y gracias por mostrarme tu amor cada día. Amén".

¡Excelente! Ahora, no sólo basta con repetir esta oración, sino con hacer lo que dice, así que no te quedes sentado, acostado o parado leyendo ésto, y corre a honrar a Dios con tus actos y no sólo con tus palabras ;) que Dios te bendiga!

-Kathia* (:

martes, 4 de febrero de 2014

LA VANIDAD DE LA JUVENTUD ACTUAL

“Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Eclesiastés 1:2.


Es la primera vez que escribo en un Blog, no soy la más conocedora de la palabra, pero ésto fue algo que Dios hizo sentir en mi corazón, y quería expresarlo de alguna forma.

La palabra “vanidad”, no sólo tiene que ver con querer verse bien siempre, sino que tiene que ver con cosas que no son útiles, o que carecen de valor moral. Vivimos en el tiempo en el que nosotros los jóvenes le damos demasiada importancia a cualquier cosa que realmente no nos edifica o nos deja algo bueno para nuestras vidas. Ciertamente, por la edad en la que nos encontramos, todo nos llama la atención, nos queremos comer el mundo y pensamos que no pasará nada, que estamos demasiado jóvenes y que tenemos toda una vida por delante, por lo cual, como dicen por ahí, hacemos cosas “buenas” o que a nosotros nos parecen buenas, pero que ciertamente no lo son.

Cristo quiere que le sirvamos en nuestra juventud, lo dice en la Biblia. “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuáles digas: no tengo en ellos contentamiento” Eclesiastés 12:1. Los propósitos que tiene Él para nuestras vidas, son mucho más grandes de lo que nuestra mente puede alcanzar a imaginarse, pero el enemigo quiere, como siempre, levarnos hacia el lado equivocado, poniendo frente a nosotros cosas que sabe que como personas de corta edad nos llaman la atención.

Es cierto que muchas veces caemos, porque la tentación es muy fuerte, hasta Jesús fue tentado por Satanás cuando ayunó 40 días (Lucas 4:1-13), sin embargo, en la Biblia dice que nosotros debemos ser imitadores de Jesucristo, y así como Él le dijo “aléjate Satanás”, nosotros también tenemos que alejarlo de nosotros y mantener firme la mirada en Dios, que es el que tiene preparada nuestra corona de victoria cuando estemos allá con él después de pelear la buena batalla y haber guardado la fe, como lo dijo el Apóstol Pablo antes de morir.

Muchas veces nos preocupamos porque las cosas no nos salen como pensamos, tenemos muchas metas por cumplir, muchos sueños que queremos realizar, pero en ocasiones llegan a complicarse las situaciones y llegamos a frustrarnos. Pero la palabra de Dios dice que debemos buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás nos será añadido, así que ¡sin preocupaciones! Dios te ama y tiene grandes planes para ti.

Aunque sintamos que no merecemos tanto amor por parte de Dios porque nos sentimos las peores personas del mundo, Él cada día nos da muchas muestras de ese gran amor incondicional que nos tuvo, nos tiene y nos tendrá por siempre, simplemente con despertar, con respirar, con ver brillar el sol, con ver las nubes o las aves en el cielo, Él nos está demostrando que nos da una nueva oportunidad más para servirle y amarle, así que si estás arrepentido de tus pecados y quieres ponerte a cuentas con Cristo, sólo repite esta oración:

“Señor Jesús, en esta hora reconozco que soy un pecador, pero que a pesar de eso tú me amas. Gracias por ese amor incondicional que te hizo entregarte en esa cruz, que te hizo tomar mi lugar en ese sitio que tú no merecías estar, perdona mis pecados, yo quiero servirte y quiero que cumplas tu propósito en mí. Te pido que escribas mi nombre en el libro de la vida, muchas gracias por todo, Amén”.


¡Que Dios te bendiga! Y que su paz esté siempre contigo     

Kathia* :)